La Dictadura y yo: De lágrimas regaladas


Nací el 82, 9 años después del bombardeo gratuito y ese discurso inolvidable que hablaba de las grandes Alamedas... discurso que algún día colgó de la pared de mi pieza, junto a un poster del Ché.
El 85 viajé a Venezuela, a vivir la dictadura desde el Caribe debido al auto exilio de mis padres, que tuvo ribetes políticos y profesionales.
El hecho es que de niño, chico y sin memoria, viví la dictadura desde afuera, con todas las comodidades de un país que recibía a los extranjeros como reyes... y entre aguas turquesas y colegios caros, jamás me enteré de lo que pasaba en Chile.
Hasta que en marzo del '90, ya en Chile, vi como a mi madre se le caían las lágrimas cuando frente al reloj de flores,de Viña, pasaba orgulloso, el flamente nuevo presidente de Chile: Patricio Aylwin.
Yo no sabía que era la Derecha ni la Izquierda, pero tenía la infantil certeza de que ese caballero traía cosas buenas a mi país que, por lo demás, apenas conocía.
Después empecé a entender todo, y mi corazón eligió a culpables e inocentes. Y supe que Allende era un gran hombre y que Pinochet un viejo de mierda... apenas lo conocía, pero sus lentes oscuros siempre me hicieron desconfiar.
Y si bien soy más hijo de la democracia que de la Dictadura, no deja de ser cierto también, que entre viajes a Venezuela y algunos emocionados himnos nacionales, no me costó mucho darme cuenta que la dictadura nos quitó mucho y nos dio poco... no fue difícil entender que los miedos de MI sociedad chilena eran la herencia de ese viejo de mierda que se hizo recurrente en mis ensayos en la Media...
Y ahora que estoy más "grandecito", sólo espero que llegue el momento de mirar a mis padres y ver certezas... tener la absoluta convicción de que la lágrima emocionada que mi madre le regaló a la democracia, algún día... valío la pena