Love

Tengo acidez... quieres pololear conmigo?

Anótalo a mi cuenta

Viste que es simple. viste que no cuesta, que no asusta. "Simple" es una bonita palabra que deberías usar en mi ausencia.

Porque Chile es un poema

Porque no da lo mismo… voto Frei.

Por la esperanza, por los colores, por las sonrisas, por la música inquieta, por la calle y la plaza, por el infantil olor a primavera, por la lágrima de la madre que llora alegre la Democracia, por el amor tranquilo, por la distancia dolorosa del exilio, por mi juventud libre, por los cuadernos escondidos, por la feria artesanal, por el pizarrón y la tiza, por la tolerancia buena, por el digno trabajo, por el camino recorrido, por los tropezones, por la inocencia tuya, por la torpeza mía, por las lucas pa parar la olla, por el techo seguro y el libro abierto, por el brillo en los ojos y el humo nostalgia que se retira hacia el cielo.

Por la libertad de imaginar escenarios lindos, calles limpias, por el Viva Chile Mierda aguantado en la garganta, por los hijos que aún no imagino, por los amigos que tanto quiero, por la familia que aún se aferra, por la mano en el pecho, la puteada en el olvido y el portazo al Miedo.

Sigo soñando mi país desde la utopía y la inocencia, no quiero imaginarlo gris, cobarde, miedoso, cabizbajo. Ya pasaron esos tiempos, ahora, y como dice el Víctor: “…el alma se nos llena de banderas”.

Porque aunque nos quieran borrar los colores, somos “gente buena que hace que a veces este país parezca un poema”.

Sino

Mejor que decir que sí, es decir que no. Y disfrutar pensando que la negación fue con-su-que, fue para ver su cara de angustia y desconcierto, como en un video clip mal actuado.
Yo le dije que no, y me gusto negarla, porque alcancé a soborear su descomposición incierta.
Después de ese "no", rotundo y sin brillo, ella ya no era tan guapa, ni tan linda, ni tan luminosa. Ojalá que el "no" duré hasta que el sol se esconda.

La Dictadura y yo: De lágrimas regaladas


Nací el 82, 9 años después del bombardeo gratuito y ese discurso inolvidable que hablaba de las grandes Alamedas... discurso que algún día colgó de la pared de mi pieza, junto a un poster del Ché.
El 85 viajé a Venezuela, a vivir la dictadura desde el Caribe debido al auto exilio de mis padres, que tuvo ribetes políticos y profesionales.
El hecho es que de niño, chico y sin memoria, viví la dictadura desde afuera, con todas las comodidades de un país que recibía a los extranjeros como reyes... y entre aguas turquesas y colegios caros, jamás me enteré de lo que pasaba en Chile.
Hasta que en marzo del '90, ya en Chile, vi como a mi madre se le caían las lágrimas cuando frente al reloj de flores,de Viña, pasaba orgulloso, el flamente nuevo presidente de Chile: Patricio Aylwin.
Yo no sabía que era la Derecha ni la Izquierda, pero tenía la infantil certeza de que ese caballero traía cosas buenas a mi país que, por lo demás, apenas conocía.
Después empecé a entender todo, y mi corazón eligió a culpables e inocentes. Y supe que Allende era un gran hombre y que Pinochet un viejo de mierda... apenas lo conocía, pero sus lentes oscuros siempre me hicieron desconfiar.
Y si bien soy más hijo de la democracia que de la Dictadura, no deja de ser cierto también, que entre viajes a Venezuela y algunos emocionados himnos nacionales, no me costó mucho darme cuenta que la dictadura nos quitó mucho y nos dio poco... no fue difícil entender que los miedos de MI sociedad chilena eran la herencia de ese viejo de mierda que se hizo recurrente en mis ensayos en la Media...
Y ahora que estoy más "grandecito", sólo espero que llegue el momento de mirar a mis padres y ver certezas... tener la absoluta convicción de que la lágrima emocionada que mi madre le regaló a la democracia, algún día... valío la pena

Jugando con Huidobro a darle color

Cuando aún estaba en el colegio, descubrí un documento que remeció mi forma de ver el mundo. Desde ese día, siempre tuve la adolescente esperanza de formar parte de la generación que, el autor de aquel hermoso texto, planteaba: ser parte de una Juventud inquieta, barsa, militante.
A veces creo que esos sueños colegiales tienen alguna certeza, pero hay otras en que la tontera gris de algunos chilenos me avergüenza.
En agosto de 1925, hace 84 años, el notable Vicente Huidobro, escribió un ensayo que tituló "Balance Patriótico".
El documento es una crítica aguda al sistema social chileno, al mediocre comportamiento de la clase política, a la indiferencia del mundo empresarial, al irrisorio funcionamiento de Poder Judicial, e incluso, aprovecha de repasar la nula preocupación de las elites por defender nuestro patrimonio, todo resumido en una preocupante "falta de alma".
Hace 84 años, Huidobro soñaba y reclamaba un país distinto, un país menos añejo, menos desteñido.
Hace 84 años, ya existían algunos que se movilizaban por una nación más feliz, que buscaban en los movimientos sociales la posibilidad de hacer las cosas distintas.
Leer el "Balance Patriótico" es entender que, en el fondo, nuestro país no ha cambiado tanto en las últimas décadas.
Siento que ocho decenios son suficiente pa' agarrar vuelo, total, ya estamos bien 'despercudidos', y le damos color y, seguramente, lo que menos nos falta, es alma.

"Como la suma de latrocinios de los viejos políticos es ya inconmesurable, que se vayan, que se retiren. Nadie quiere saber más de ellos. Es lo menos que se les puede pedir. Entre la vieja y la nueva generación, la lucha va a empeñarse sin cuartel. Entre los hombres de ayer sin más ideales que el vientre y el bolsillo, y la juventud que se levanta pidiendo a gritos un Chile nuevo y grande, no hay tregua posible (...)
Todo lo grande que se ha hec
ho en América y sobre todo en Chile, lo han hecho los jóvenes.
Así es que pueden reírse de la juventud. Bolívar actuó a los 29 años. Carrera, a los 22; O’Higgins, a los
34, y Portales, a los 36.
Que se vayan los viejos y
que venga juventud limpia y fuerte, con los ojos iluminados de entusiasmo y de esperanza." ("Balance Patriótico", Vicente Huidobro, Agosto 1925)


Más grande que Dios!

Porque la música es barsa, yo quiero... una guitarra más grande que Dios!